RESEÑA AL LIBRO ¡BAJAD LA VOZ! DE ASUNCIÓN CABELLO LÓPEZ

Normalmente, a mí por lo menos me pasa, un libro de relatos se lee sorbito a sorbito, para que la lectura que se hace de cada texto no interfiera en la digestión del anterior ni en la apetecible degustación del siguiente. Así lo he ido haciendo con ¡Bajad la voz!, el maravilloso libro de relatos de Asunción Cabello. Aunque he de confesar que no siempre he conseguido reprimir mis ansias de seguir.
La belleza, no exenta de realidad aplastante, de los relatos de Asunción es extrema en todos sus sentidos: en el uso de la palabra y en su exactitud; en las historias que cuenta acompañadas de la lucidez propia del que ha observado con lupa las situaciones descritas y en la ironía, dulzura o dureza que embadurnan sus páginas.
Los relatos que constituyen este volumen son independientes, sí y no. Se pueden leer por separado, pero no hay nada en este libro que no sirva de pieza de engarce para comprender el todo. Su contenido, e incluso su organización, forman parte de un entramado que no nos deja impasibles, tienen ese elemento común, ese objetivo: remover a quien los lee, agitar.
Muy al contrario de lo que exhorta su título, la autora levanta la voz ante situaciones ridículas, injustas, aberrantes o simplemente establecidas porque sí (manidas por no haber sido revisadas con el paso del tiempo); en unas ocasiones extraordinarias, en otras cotidianas; a veces con sarcasmo, ironía y con un sentido del humor fino, muy fino, como encaje de calidad; otras, con mucha empatía y gran ternura. Incluso cuando parece que solo se trata de un cuadro costumbrista, la lectora (o el lector) después de terminar cada relato se remueve en su sillón conmovida (o conmovido) por la escena a la que está asistiendo porque esa pintura que nos muestra, que ha sido así siempre y así ha sido aceptada sin más, es sacada de la moldura que la encuadra gracias a la maestría de su autora para hacerte reflexionar.
¿Y qué decir de la entrañable Raquel y de las cosas que le preocupan? Conocedla, amadla, os aseguro que os llevará de la mano por todas las calles de este barrio de papel lleno de verdades en forma de palabras.
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Elena nunca llora, cree que si lo hace su madre morirá”(dice la voz narradora del penúltimo relato)Yo sí lloro, mucho, desde siempre; pero hoy, viendo que se me acababan los relatos de ¡Bajad la voz!, he contenido mis lágrimas imaginando que, quizás, si hacía como Elena (no llorar), el libro no llegaría a su final. Lo leeré y releeré cada vez que pueda. Enhorabuena por esta joya, Asunción.
 
 
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